_

Nací en la ciudad de Búlderain, capital del país de Raig, conocido también como el Reino de los Magos. Mis talentos me permitieron iniciarme a tempra edad en las cuatro disciplinas elementales de la magia: Agua, Tierra, Viento y Fuego. Además de eso, recibí del Gran Concilio de Magia y Hechicería el grado superior de Véspalid siendo yo muy joven aún. Si quieren saber más, pueden postear y comentar.

domingo, abril 22, 2007

El incidente en el Bosque de Luz (1a parte)

A pedido de mi amigo Blas, voy a publicar un extracto del libro "Por la Ruta de los Magos II, El Reencuentro", donde se describe la primera aventura que él vivió junto a su grupo en su viaje a la Barrera Mágica, que corresponde a lo suscedido en su travesía por el misterioso Bosque de Luz. Disfrútenlo. Ah, el capítulo va por partes.

El Incidente en el Bosque de Luz

El séptimo día de viaje comenzó temprano por la mañana. Luego de un reconfortante chapuzón en el lago y un contundente desayuno, los hechiceros se pusieron en marcha.
Su parada en el Lago Fordos había sido muy reparadora. No sólo recuperaron fuerzas y energía, sino que también el decaído entusiasmo. Además, los heridos ya estaban completamente recuperados, con tanta o más vitalidad que sus compañeros.
Así, como decía, el viaje se reinició temprano. Gracias a su renovado entusiasmo, avanzaron a paso largo y rápido, recuperando el tiempo que habían perdido. Sólo las sinuosidades del terreno les impidieron ganar más tiempo. Al caer la noche acamparon en la cima de una colina desde donde podía verse, a lo lejos, un potente destello.
Al día siguiente volvieron a madrugar y se pusieron en camino rumbo al destello, lugar al que llegaron a media tarde.
Frente a ellos se encontraba el imponente Bosque de Luz. Pero, antes de adentrarse en él, decidieron almorzar (decisión unánime).
La impresión que daba el Bosque era el de un hermoso espectáculo natural que dejó boquiabiertos a la mayoría de los jóvenes magos. Sin embargo, a Nerin no le causó la misma sensación. Para ella era sólo un bosque común y corriente, sin nada magnífico o excepcional. Sin embargo, en el instante mismo en que puso un pie dentro del Bosque, comenzó a sentirse extraña, la invadió una rara sensación, pero le restó importancia y no se lo comentó a nadie. Además, nadie parecía sentir lo mismo y creyó que pronto pasaría.
Tras un buen rato de silenciosa marcha, una voz sobresaltó al resto:
-Bonito lugar -comento Ridert-, pero ya me está cansando.
Y no era el único. Las palabras de Ridert describían la sensación general del grupo. El bosque era muy hermoso, pero ver tanta luz y todo tan luminoso (incluso las criaturas que moraban en él) cansaba. Así que optaron por cubrir sus ojos con un poco de magia para evitar encandilarse todo el tiempo.
Nerin, en cambio no se sentía agobiada por la luz. Era su cuerpo el que comenzaba a molestarle. Los pies, los brazos, en general, todos sus miembros se iban poniendo más pesados a cada paso que daba. Finalmente, su cuerpo cedió ante el cansancio y se desplomó sin conocimiento.
-¡Nerin! -exclamó Lenia- ¡Nerin, despierta!
De inmediato todos voltearon para ver que ocurría con su compañera.
-¿Qué pasó, Lenia? -preguntó Blas.
-No sé, venía caminando junto a mí y de pronto se desmayó.
-Dino, encárgate. Délguer y Traben, levanten el campamento. Ya avanzamos suficiente por hoy -ordenó Blas.
Una vez que el campamento estuvo instalado, llevaron a Nerin a su cama. Aún permanecía inconsciente y no reaccionaba ante ninguno de los hechizos de Dínodor.
-¿Cómo está? -preguntó Blas preocupado.
-La verdad es que no lo sé -respondió Dínodor-. Ninguno de mis hechizos ha funcionado.
-Pero, ¿puedes hacer algo?
-Lo voy a intentar.
Haciendo uso de su magia más poderosa y con la ayuda de su talismán, Dínodor empleó su hechizo más potente sobre Nerin. La expectación inicial dio paso a la frustración de los hechiceros al ver que su compañera no mostraba mejoría alguna.
-Descansa, Dino -sugirió Blas-. Ya has hecho suficiente.
Dínodor, que si bien se veía cansado, no había agotado todas sus fuerzas (como ocurriera antes). Entonces, ignorando las palabras de Blas, volvió a intentarlo una vez más. Su frustración era evidente, pues nada había podido hacer por su amiga, ni siquiera con sus mejores hechizos.
-No puedo fallarle -dijo volviendo a aplicar su magia una vez más.
Pero fue inútil. Nerin no iba a reaccionar así.
-¡Basta, Dino! -exclamó Blas-. No vas a conseguir nada gastando así tu energía. Mejor ve a dormir. Mañana veremos que podemos hacer.
"Y veremos si Nerin se recupera", pensó para sí. Blas estaba inquieto, tanto por la salud de su compañera como por el inesperado contratiempo.

jueves, abril 05, 2007

El Bosque de Luz

Entre todos los sitios extraordinarios que existen en Raig, El Bosque de Luz debe ser el más llamativo de todos. Por llamarlo de alguna manera. El Bosque de Luz es una enorme floresta ubicada al sur del Reino, que, junto a las imponentes Montañas del Sur, practicamente dividen al país en dos. Sólo la delgada línea costera oriental permite comunicar con normalidad la zona más austral con el resto de Raig.
Pero lo que lo hace ser tan "llamativo" no es eso precisamente. Cada rincón del Bosque está cubierto por completo de una intensa luz, incluyendo árboles, hierbas, suelo e, incluso, los animales que lo habitan.
Suena impresionante y en verdad que lo es. Pero también es poco recomendable internarse por él, a menos que la prisa por llegar del otro lado sea apremiante.
Digo esto porque, si bien es cierto que el Bosque de Luz fue alguna vez un lugar hermoso, lleno de paz y por el cual la gente podía pasar sin temor a perder el control o a volverse loco, eso cambio el día que la influencia de la tríade de hechiceros malignos que asoló al mundo entero, se dejó caer sobre él. Su perverso influjo fue de tal magnitud, que pese a que fueron derrotados hace muchísimo tiempo ya, aún vive al interior del Bosque, el que espera con ansias ser liberado de éste.
Así es el "llamativo" Bosque de Luz y así fue como nos recibió en nuestro viaje hacia La Barrera. Aventurarnos por él fue una de las experiencias más terribles que vivimos durante ese viaje y hasta el día de hoy puedo recordarlo con claridad. Pero de eso les contaré en otra ocasión.