-No sé si han oído hablar de él –dijo la consejera Séfil. –Su nombre es Blas Zemerik y será compañero de Yánadil.
-No sabíamos que ya tuviera un aprendiz –dijo el padre de Yánadil. –Y menos que fuera el chico del que todos hablan.
-Espero que eso no les incomode, sobretodo a la pequeña Yánadil.
La niña oía todo con atención. La voz de la consejera le resultaba muy dulce y tranquila, lo que hizo que Yánadil sintiera un cariño muy especial por ella sin siquiera conocerla. Pero no podía decir lo mismo del otro niño, pues no le había caído muy bien.
-Por supuesto que no nos incomoda –respondió el padre, quién, sin embargo, se sentía un poco incómodo.
-Eso quiere decir que nuestra Yan debe ser especial para que la acepte como discípula suya si ya tiene un Yépad –dijo la madre, tratando de salvar la incomodidad que demostraba su marido.
-¿Qué dices, Yánadil? ¿Quieres aprender conmigo?
-¡Sí! –exclamó la pequeña con entusiasmo.
-¿No te molesta tener un compañero?
Yánadil se quedó en silencio. No intentó ocultar que el niño no le agradaba, pero asintió moviendo la cabeza sacudiendo sus largos cabellos claros.
-No sabíamos que ya tuviera un aprendiz –dijo el padre de Yánadil. –Y menos que fuera el chico del que todos hablan.
-Espero que eso no les incomode, sobretodo a la pequeña Yánadil.
La niña oía todo con atención. La voz de la consejera le resultaba muy dulce y tranquila, lo que hizo que Yánadil sintiera un cariño muy especial por ella sin siquiera conocerla. Pero no podía decir lo mismo del otro niño, pues no le había caído muy bien.
-Por supuesto que no nos incomoda –respondió el padre, quién, sin embargo, se sentía un poco incómodo.
-Eso quiere decir que nuestra Yan debe ser especial para que la acepte como discípula suya si ya tiene un Yépad –dijo la madre, tratando de salvar la incomodidad que demostraba su marido.
-¿Qué dices, Yánadil? ¿Quieres aprender conmigo?
-¡Sí! –exclamó la pequeña con entusiasmo.
-¿No te molesta tener un compañero?
Yánadil se quedó en silencio. No intentó ocultar que el niño no le agradaba, pero asintió moviendo la cabeza sacudiendo sus largos cabellos claros.
Así, Yánadil quedó al cuidado de su nueva maestra, con quién debía quedarse durante cuatro días, tras los cuales podía volver a casa por dos días, para luego volver a los entrenamientos por otros cuatro.
1 comentario:
Amigo Escritor! que bien que publiques más seguido en el blog de Blas, así se van conociendo nuevas aventuras de esta entretenida historia. Que ternura es leer cómo se conocieron Blas y Yánadil, más aun sabiendo lo que después les ocurre, y algunas aventuras que viven. A veces pienso que ellos tienen una historia especial, pero no me puedo adelantar y todo será dicho a su debido tiempo, como siempre ocurre... pero sí puedo decir que toda gran historia tiene un gran comienzo, sobretodo las que son tan especiales, y este comienzo sí que es entretenido de leer y grande! Mi historia tuvo un gran comienzo, algo inesperado, algo extraño...un poco triste pero muy feliz a la vez. Hay algunas personas que dicen que todo está escrito en las estrellas, claro, muchos se reirían frente a tal afirmación, pero quienes somos soñadores y muy enamorados, sentimos que si es así, que las estrellas son más que lo que nos puede decir la astronomía, y son sonrisas de vidas pasadas, o destellos de amores y comienzos. Algunas noches sólo contemplo las estrellas y siento mucha paz, ello me hace sonreir, y me siento tranquila, es como loco, pero me reconforta; algo similar me ocurre cuando miro la bella luna. Bueno, podría seguir escribiendo quien sabe que más...pero sólo quería apoyar este blog, que ojalá siga teniendo muchas visitas y todos puedan escribir algo...ya sea un comentario, un pensamiento, un saludo, o simplemente una frase que les agrade, en fin...me iré a la ventana un ratito, ya es de noche, es tarde...y una noche especial para sonreir junto a las estrellas...
cariños y una gran bendición,
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